La mayoría de los problemas encontrados en un entorno industrial, ya sea de tipo mecánico, eléctrico o de proceso (flujo), están precedidos por cambios de temperatura que pueden ser detectados mediante análisis basados en termografía.
En este sentido la termografía infrarroja es una técnica que permite medir y visualizar temperaturas de superficie con precisión, para detectar conexiones eléctricas sueltas o con corrosión; desequilibrios y sobrecargas eléctricas; la inspección de rodamientos y motores eléctricos o la inspección de sistemas de vapor.
Por ejemplo, ¿qué se puede comprobar con la termografía para detectar desequilibrios y sobrecargas eléctricas?
Aparato de termografíaUna de las consecuencias más comunes de un desequilibrio de tensión es un fallo en el motor. Una cámara termográfica puede identificar problemas en una fase temprana, de forma que se pueden documentar y corregir antes de que se agraven y resulten más costosos de reparar.
Habría que comenzar por capturar imágenes térmicas de todos los cuadros eléctricos y de otros puntos de conexión de carga alta, tales como variadores, protecciones, controles, etc. En los lugares donde las temperaturas sean superiores, hay que seguir el circuito correspondiente y comprobar las cargas y los subcircuitos asociados.
Hay que comprobar también los cuadros y otras conexiones sin las cubiertas, tapas de acrílico y puertas. Lo ideal sería comprobar los dispositivos eléctricos cuando estuvieran calientes y en un estado de funcionamiento estable con al menos un 40% de su carga típica. Así, las medidas se pueden evaluar y comparar con las condiciones normales de funcionamiento de forma adecuada.
Estas imágenes térmicas de los sistemas eléctricos, van a indicarnos el estado de funcionamiento de un equipo. De hecho, desde el comienzo de la termografía, hace cuatro décadas aproximadamente, su principal aplicación ha sido la inspección de sistemas eléctricos.
Con la implementación de programas de inspecciones termográficas en instalaciones, maquinaria, cuadros eléctricos, etc. es posible minimizar el riesgo de una falla de equipos y sus consecuencias. La seguridad debe ser el primer criterio a la hora de determinar la prioridad de las reparaciones, seguida de la gravedad del estado del equipo y de la magnitud del aumento de la temperatura.
En definitiva, estas cámaras termográficas para inspecciones de mantenimiento son potentes herramientas no invasivas para la supervisión y el diagnóstico del estado de componentes e instalaciones eléctricas y mecánicas.
¿Para qué sirve la termografía en el mantenimiento industrial?
Fuente: www.serbusa.net